Hoy hemos vivido una especie de "odisea" en el tren de Brasov a Sibiu, primero ha llegado un tren 35 minutos antes que el nuestro al que han empezado a darle martillazos en los frenos de todos los ejes, a soltar vagones y a engancharse locomotoras, hasta que hemos descubierto que los vagones de adelante eran los nuestros. Una vez dentro, el aire acondicionado apagado, un calor horrible sin ventanillas (para variar), encima se han quedado algunos literalmente atrapados en el segundo vagón de segunda clase, porque el sistema hidráulico se ha estropeado, los frenos chirriando y frenando más bien poco....y encima! Empieza a llocer, a diluviar, a jarrear, rayos, truenos, etc... y con el tormenton en pleno auge, llegamos en nuestro destino. Menos mal que amainó un poquito.
El trato de los rumanos al turismo se resume en cómo nos han tratado está tarde: el taxi dando una vuelta completa a la cuidad, recorriendo 5 veces más distancia, el albergue que no tiene recepción, nos intentan colocar en literas anchas a 2 personas por cama, la dueña como sólo habla rumano, no entendía nada.... y encima diluviando...un sin fin
Después cuando paró de llover, visitamos el centro de Sibiu, muy muy bonito. Patrimonio de la humanidad por la Unesco.. Parece como un pueblo sacado de un cuento de hadas..
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