Para empezar, el anden lleno de mochileros, buscando Su vagon, porque en este tipo de trenes van enganchado y desenganchando vagones, en paz paradas, en función del destino, por ejemplo en nuestro trayecto de Cracovia a Viena, el cartel indicaba destino Budapest y Praga, pero había vagones de Moscú a Viena, es decir... conviene no equivocarse de vagón...jeje
Luego le das el billete de Interrail y la reseva de litera al revisor y se queda con todo! Menudo acto de fe, teniendo en cuenta que no hablan inglés...
Luego te subes y en un compartimentos de unos 6 metros cuadrados, duermen 6 adultos en 2 literas de tres alturas y te dan unas sabanas, almohada y manta.
Lo de los cuartos de baño es un caso aparte, similar al de un avion, pero con un traqueteo que te obliga a hacer marabarismos con tú equilibrio... y con un olorcito....
Lo mejor de todo es, que normalmente cuando cambias de país, suelen subirse los agentes de aduanas del país del que sales y al rato, Lo mismo a la entrada del pais. Te suelen despertar a base de porrazos en la puerta y pidiendo documentación a todos.
Lo bueno que tiene es que te ahorras un alojamiento...toda una experiencia...
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